Adicción al trabajo, ¿aliado o enemigo?
- Nortisur
- 21 feb 2018
- 3 Min. de lectura

Pedro, 43 años. Realiza jornadas laborales de hasta 14 horas. Entra en la oficina a las 4-5 de la mañana y sale a las 11 con asiduidad. Llega a casa y las conversaciones giran en torno al trabajo. No desconecta, sigue trabajando desde el ordenador de casa antes de ir a la cama. Al final decide que el sueño es una pérdida de tiempo y lo reduce al mínimo. Se mantiene en un estado de nerviosismo constante. El trabajo es el centro de su vida, y le lleva a abstraerse de todo lo que le rodea.- Hace unas semanas Pedro fue consciente, es adicto al trabajo y tiene que buscar ayuda.
La adicción al trabajo, o workaholim, a diferencia del resto de adicciones tiene todavía claros refuerzos sociales y económicos que hacen que con bastante frecuencia deje de considerarse como algo negativo. En el contexto actual de globalización en el que vivimos guiado por la competitividad, donde prima la dedicación y la implicación por parte del empleado, en ocasiones se ve desdibujado los riesgos que conlleva la adición al trabajo. Deja de considerarse como lo que realmente es, un riesgo psicosocial cuyas consecuencias se reflejan tanto en el individuo como en la organización.
Aunque por la mayoría es conocida, no es considerada una patología en sí misma a lo que se suma además la escasez de estudios que puedan clarificar una definición o modelos teóricos concretos. Los expertos coinciden en la existencia del fenómeno, y en la mayoría de los casos pone la distinción en la forma de afrontar el trabajo, más que en el tiempo que dedicamos al mismo. Trabajar muchas horas no es sinónimo de adicción. El adicto al trabajo tiene una necesidad excesiva e incontrolable de trabajar permanentemente, que afecta a su salud, a su bienestar y a la relación con su entorno tanto laboral como personal. Esta persona no solo dedica más tiempo al trabajo de lo que las circunstancia le exigen, convierten el trabajo en el núcleo de su vida siendo incapaz de de tener interés por otros ámbitos fuera de este contexto.
No se establece un perfil determinado para el adicto al trabajo. Rasgos de personalidad diferentes pueden verse igualmente afectados por síntomas como estrés, cambio de carácter, irritabilidad, insomnio. Detrás de un adicto al trabajo podemos encontrar tanto individuos movidos por la ambición, donde persiguen objetivos unidos al poder, el dinero o el reconocimiento; o por el contrario, que sean personas inseguras que se refugien en el trabajo para tapar las deficiencias de su vida personal.
Las consecuencias que generan mantener estas conductas afectan tano a nivel laboral y familiar como de salud física y psicológica:
La adicción al trabajo conduce al aislamiento, dificultad mantener relación con el propio entorno social o contextos de ocio y obstaculiza la conciliación familiar favoreciendo la destrucción de la convivencia familiar.
También favorece la aparición de conflictos con el grupo de trabajo afectando con ello al clima laboral. Cuando los compañeros no mantienen su mismo nivel de exigencia, pueden aparecer actitudes hostiles hacia los mismos. Igualmente, tiene problemas para delegar en otros compañeros por lo que tareas de dirección de equipos les resulta conflictiva.
Incide en la aparición de enfermedades cardiovasculares, gástricas, hipertensión y ansiedad.
Además puede incitar al consumo de sustancias tóxicas para aumentar el rendimiento laboral y superar el cansancio o la necesidad de dormir.
En la actualidad, hay factores que agravan esta situación. Los expertos destacan la inestabilidad laboral junto con las nuevas tecnologías como posibles causas del aumento de prevalencia de la adicción al trabajo. El miedo a no conseguir los objetivos, a bajar la productividad, la posibilidad de perder el puesto de trabajo, puede hacernos incrementar nuestra actividad laboral. Por otro lado, el uso de nuevas tecnologías amplía el número de horas que se le puede dedicar al trabajo. Mientras antes la actividad laboral se limitaba al puesto físico donde se realizaba el trabajo, ahora se plantea la posibilidad de no desconectarse en ningún momento, estar siempre disponibles, ampliar la jornada laboral, y estar pendientes contantemente de todo lo referente al trabajo ocasionando que el tiempo que antes se le dedicaba al ocio, al descanso o a la conciliación familiar se invierta en el seguir trabajando.
Es importante ser conscientes de los problemas que acarrea mantener un exceso de trabajo continuo, entender que a la largo esta situación hará que la empresa acabe perdiendo y que el trabajador ponga en riesgo su salud. Actuar de forma preventiva manteniendo buenas relaciones sociales, buscando aficiones o actividades con las que disfrutar más allá del trabajo o entender que el trabajo en casa debe ser la excepción, frenará la llegada a niveles extremos donde sea necesario el abordaje terapéutico.
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